SABIOS, SALVOS Y SANTOS.
Alguien dijo muy acertadamente: “Lee la Biblia para ser sabio, créela para ser salvo, y practicarla para ser santo”. Veamos como es esto:
“Lee la Biblia para ser sabio” Claro que si, la Biblia nos presenta enseñanzas de cómo tener una relación íntima con Dios, una relación de conformidad con nosotros mismos, y por supuesto, estas dos cosas conllevan una buena relación con los demás. Por cierto que para la cotidianidad, en ese sentido hay un libro lleno de instrucciones y aplicaciones muy prácticas: Los Proverbios; ahí podemos alcanzar y hasta aumentar la sabiduría: “Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura. Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo” (Proverbios.1:2-5). Desde luego que para ser sabios, en nuestro diario vivir debemos aplicar eso mismo que leemos.
“Cree la Biblia para ser salvo” Pues, en vista de que el hombre al morir debe comparecer ante Dios para dar cuenta de su actuación en esta vida: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos. 9:27). Y siendo que por su naturaleza pecadora el hombre permanece apartado de Dios, y por tanto, él solo jamás podrá justificarse ante Él, entonces Dios mismo le provee la única forma de que eso sea posible: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos.5:1). Paz que solo es posible porque Jesús con su muerte en la cruz pagó el precio de nuestros pecados. Y precisamente, es solo a través de Él como podemos alcanzar la Salvación de nuestras almas, las cuales no perecerán cuando muramos sino que son eternas: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan.3:16). Ahí está claro como podemos alcanzar Salvación, solamente hay que creer en Cristo.
“Practica la Biblia para ser santo” Sin dudas de que el adjetivo de Santo solamente le corresponde a Dios, pues “Él es Santo”. Así que si Dios es Santo, el solo hecho de que en Cristo seamos apartados para Él, eso ya nos hace santos: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efesios.1:4). Sin embargo, no vamos a quedarnos con ese título de santo solamente, ya que también somos llamados a vivir recta y en santidad: “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (1. Pedro.1:15 Y16). Y si Dios nos llama a vivir santamente es porque eso es posible, ya que de otra manera no nos hubiera dado esa orden. Para esto, el Espíritu Santo impulsa al creyente a obedecer la Palabra de Dios y a seguir el ejemplo de Cristo, mismo que nos dejó cuando nos dijo: ”ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan.13:15); y para hacer así nos mando: “...aprended de mí...” (MAtEO.11:29). Y aunque la perfección no se alcanza por completo en esta vida, esto no va a ser una razón o un pretexto para quedarnos estáticos y dejar de buscarla; por el contrario, debemos aspirar a ella, orar por ella y accionar en ella en todo momento, ya que la madurez cristiana y la santidad forman parte de la vida de los hijos e hijas de Dios responsables.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2ª Timoteo 3:16y17
Alguien dijo muy acertadamente: “Lee la Biblia para ser sabio, créela para ser salvo, y practicarla para ser santo”. Veamos como es esto:
“Lee la Biblia para ser sabio” Claro que si, la Biblia nos presenta enseñanzas de cómo tener una relación íntima con Dios, una relación de conformidad con nosotros mismos, y por supuesto, estas dos cosas conllevan una buena relación con los demás. Por cierto que para la cotidianidad, en ese sentido hay un libro lleno de instrucciones y aplicaciones muy prácticas: Los Proverbios; ahí podemos alcanzar y hasta aumentar la sabiduría: “Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura. Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo” (Proverbios.1:2-5). Desde luego que para ser sabios, en nuestro diario vivir debemos aplicar eso mismo que leemos.
“Cree la Biblia para ser salvo” Pues, en vista de que el hombre al morir debe comparecer ante Dios para dar cuenta de su actuación en esta vida: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos. 9:27). Y siendo que por su naturaleza pecadora el hombre permanece apartado de Dios, y por tanto, él solo jamás podrá justificarse ante Él, entonces Dios mismo le provee la única forma de que eso sea posible: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos.5:1). Paz que solo es posible porque Jesús con su muerte en la cruz pagó el precio de nuestros pecados. Y precisamente, es solo a través de Él como podemos alcanzar la Salvación de nuestras almas, las cuales no perecerán cuando muramos sino que son eternas: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan.3:16). Ahí está claro como podemos alcanzar Salvación, solamente hay que creer en Cristo.
“Practica la Biblia para ser santo” Sin dudas de que el adjetivo de Santo solamente le corresponde a Dios, pues “Él es Santo”. Así que si Dios es Santo, el solo hecho de que en Cristo seamos apartados para Él, eso ya nos hace santos: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efesios.1:4). Sin embargo, no vamos a quedarnos con ese título de santo solamente, ya que también somos llamados a vivir recta y en santidad: “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (1. Pedro.1:15 Y16). Y si Dios nos llama a vivir santamente es porque eso es posible, ya que de otra manera no nos hubiera dado esa orden. Para esto, el Espíritu Santo impulsa al creyente a obedecer la Palabra de Dios y a seguir el ejemplo de Cristo, mismo que nos dejó cuando nos dijo: ”ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan.13:15); y para hacer así nos mando: “...aprended de mí...” (MAtEO.11:29). Y aunque la perfección no se alcanza por completo en esta vida, esto no va a ser una razón o un pretexto para quedarnos estáticos y dejar de buscarla; por el contrario, debemos aspirar a ella, orar por ella y accionar en ella en todo momento, ya que la madurez cristiana y la santidad forman parte de la vida de los hijos e hijas de Dios responsables.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2ª Timoteo 3:16y17
Marcos.16.15. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Marcos.16.16. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
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Las santas escrituras, contenidas en la biblia, palabra de Dios todopoderoso ha establecido en el libro de juan 3:16 lo siguiente que textualmente refiere: Porque de tal manera amò Dios al mundo que ha dado a su hijo unigènito para que todo aquel que en èl cree no se pierda mas tenga vida eterna.